jueves, 25 de octubre de 2012

Una versión diferente

El pasado 5 de octubre se celebró el Día Mundial del Docente. En los días subsiguientes encontré el el blog "El Algarve" de mi admirado profesor Miguel Ángel Santos Guerra  un artículo "El docente" que, como todos los que publica, merecen ser leídos y meditados.  El él reflexiona sobre la naturaleza y la actualidad de esta figura polémica.
Entre las respuestas que aparecieron en los comentarios (ya pasan de la treintena, pues el blog es muy popular) aparecía este comentario de algún padre o madre muy crítico con esa figura. Dolido contesté y corregí su texto reflejando mi propia versión de sus afirmaciones:
 
 
SER DOCENTE (I)

Ser docente es fácil:
Basta con acabar la carrera más simple de todas, aquella que yo concluí con menos de 150 folios de apuntes en un total de 3 años, en la que hacíamos manualidades, encuadernábamos libros, aprendíamos la diferencia entre la b y la v, o complejidades como eso de que si p entonces q.
Es fácil, porque el docente puede dedicarse a cultivar la solidaridad y esconder papeles y noticias para sacar como sea un puesto vitalicio o un destino mejor; a cultivar el saber y exigir interminables memorizaciones de conceptos; a cultivar el respeto y a la vez chillarle a niños y niñas o pagar con ellos el mal día, que nadie se va a enterar; a cultivar la dignidad y tratar a la vez a sus alumnos como idiotas que no van a ser nada si no fuera por nosotros, o a cultivar la compasión con los más débiles y a la vez castigarles en grupo sin recreo, suspenderlos o dejarles en evidencia delante de todos los demás.
Porque desarrolla una tarea de enorme facilidad, como es hacer simplemente lo que le dicen los libros, aunque mate a su alumnado de aburrimiento. ¿Para qué complicarse si lo único que te puedes acarrear es una inspección?
Porque frente a especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos, el docente está del lado más sencillo, el que marcaron siguiendo el modelo prusiano esos mismos especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos.
Porque las familias entienden a veces cosas muy raras, pero nadie va a venir a decir que esas familias vienen de esta misma escuela, donde no aprendieron a hacerlo mejor.
Porque aunque algunos padres y madres hayan perdido el rumbo y se hayan convertido en jueces, policías, espías o verdugos de los docentes, nadie jamás se preguntará si no lo aprenderían viendo el comportamiento de sus maestros y maestras con ellos, cuando eran pequeñas y pequeños seres absoluta y completamente indefensos.
 
 
Respetado /a Santos Ríos.
Percibo entre líneas la inmensa carga de dolor y frustración que experimentas hacia el modo de vida (porque es más que una profesión) docente. Puedo entenderla porque yo también fui alumno y recuerdo también aburrimientos, injusticias, arbitrariedades en mi aula infantil. Las sentí en carne propia, puedo asegurártelo.
Yo, como tú, también estudié para maestro. Nunca consideré magisterio la carrera más fácil (aunque sí la única que me era posible en mi Burgos natal, con los escasos recursos que tenían mis padres). No te quito razón en que aquellas aulas masificadas con enseñanza memorística y teórica, podían ser mortíferas de necesidad. Te reconozco el desfase y la inutilidad de muchas de aquellas enseñanzas: los delicados trabajos de “La Primores”, el absurdo de estudiar “la Escuela Activa” a base de copiar al dictado penosos apuntes… Pero también había profesores con inquietudes: “El Fósforito” que me inculcó la pasión por la física, “El Plastilino” que me enseñó la “pueril” fascinación por el uso de la plastilina y las maquetas para explicar C. Naturales, incluso aquella profesora que me suspendió en Lengua Española por poner Cervantes con “b” (ya ves que aprendí bien la diferencia entre la “b” y la “v”).
Y consideré más difícil aún aprobar la oposición. Todo un año de repaso del temario en la mili y otro encerrado en casa o abarrotados estudios con olor a lejía aprendiendo por mi cuenta a esquematizar, memorizar y comprender un temario extenso. Pasé por el angustioso trago de examinarme en el calor de julio en una ciudad extraña junto a muchos miles de compañeros que luchaban por una plaza para cada 60 (Puedes ver las estadísticas de la oposición libre del año 1980, si lo dudas). Cuando aprobé casi no me lo creía, porque no me consideraba el más capaz, ni el mejor preparado, ni mucho menos el más inteligente.
Pero acabé de maestro y llevo 32 años en ello. Y he pasado por muchos colegios, impartiendo multitud de cursos, en distintas áreas, en múltiples especialidades. He sido maestro generalista en 1º, 2º y 3º; profesor de EF, de matemáticas, ciencias, música, plástica… y te aseguro que no he seguido la dictadura de los libros de texto. He trabajado en apoyo (Pedagogía terapéutica), como logopeda y, actualmente, como profesor de asistencia domiciliaria acudiendo al domicilio de niños muy enfermos algunos de los cuales murieron en el curso de mi asistencia: Te aseguro que no les grito ni pago mis frustraciones con ellos. Te reconozco también que en algunos momentos erré, pero mi inspector fue siempre mi propia conciencia y yo mismo me apliqué el propósito de la enmienda.
He pasado por muchas clases y conocido a much@s compañer@s maestr@s. He de reconocer que algunos pueden encajar, en parte, en el estereotipo que propones, pero no la inmensa mayoría. Por eso no estoy de acuerdo con tu carta, y me he tomado la libertad de corregirla y reescribirla. Esta sería mi propia versión al hilo de lo que tú cuentas. Predóneme, señor o señora Santos, esta deformación profesional.
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“Ser docente es NO ES fácil:

NO Basta con acabar la carrera más simple MASIFICADA de todas, aquella que yo concluí con menos de 150 MÁS DE  1000 folios (SIN CONTAR VARIOS MILES DE LA ACADEMIA PARA LAS OPOSICIONES) de apuntes en un total de 3 años MAS UNO DE PREPARARLAS, en la que hacíamos manualidades (QUE RECONOZCO NO NOS SIRVIERON PARA MUCHO), encuadernábamos libros (QUE SÌ ME HA SERVIDO), aprendíamos la diferencia entre la b y la v, o complejidades como eso de que si p entonces q. (Y MILES DE COSAS MÁS DE MAYOR O MENOR UTILIDAD)

Es fácil DIFÍCIL, porque el docente puede DEBE dedicarse a cultivar la solidaridad  y esconder papeles y noticias para sacar como sea un puesto vitalicio o un destino mejor (?); a cultivar el saber y exigir interminables memorizaciones de conceptos (NO MENOSPRECIEMOS EL VALOR DE LA MEMORIA); a cultivar el respeto  y a la vez EVITAR chillarle a niños y niñas o PARA NO pagar con ellos el mal día, que nadie se va a enterar (AUNQUE ALGUNOS PADRES NO TE CREERÁN); a cultivar la dignidad y JAMÁS  tratar a la vez a sus alumnos como idiotas que no van a ser nada si no fuera por  PORQUE PUEDEN LLEGAR A ALCANZAR CUALQUIER META QUE SE PROPONGAN INCLUSO SIN nosotros, o a cultivar la compasión con  los más débiles y a la vez castigarles en grupo (CASTIGÁNDOSE TAMBIÉN A SÍ MISMO ) sin recreo , suspenderlos (SI LO MERECEN) o NO dejarles en evidencia delante de todos los demás.

Porque desarrolla una tarea de enorme facilidad DIFICULTAD, como es NO  hacer simplemente lo que le dicen los libros, aunque mate PARA NO  MATAR a su alumnado de aburrimiento. ¿Para qué complicarse si lo único que te puedes acarrear es una inspección? Y TE COMPLICAS “INÚTILMENTE” LA VIDA EXPONIÉNDOTE A TU PROPIO JUICIO, AL DE LOS PADRES, AL DE TUS ALUMNOS, TU DIRECTOR, TU  JEFE DE ESTUDIOS Y TAMBIÉN  DE TU INSPECTOR, NATURALMENTE…

Porque frente a especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos, el docente está del  EN EL lado más sencillo  COMPLICADO, el que marcaron  LE MARCAN siguiendo el modelo prusiano esos mismos especuladores, demagogos, mercaderes y tiranos, TENIENDO QUE SABER SORTEAR TRAMPAS Y DOCTRINAMIENTOS.

Porque ALGUNAS las familias NO entienden a veces cosas muy raras, pero nadie va Y VAN a venir a decir que esas familias vienen de esta misma escuela, donde no aprendieron a hacerlo mejor.

Porque aunque algunos padres y madres hayan perdido el rumbo y se hayan convertido CREAN QUE TIENEN QUE CONVERTIRSE en jueces, policías, espías o verdugos de los docentes, nadie jamás QUIZÁS se preguntará si no lo aprenderían viendo el comportamiento ALGUNOS de sus maestros y maestras con ellos, cuando eran pequeñas y pequeños seres absoluta y completamente indefensos.”

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12 comentarios:

  1. Estimado Jesús:

    Nuevamente vuelve a equivocarse por suponer. Supuso que yo tenía una profunda carga de odio por lo que me pasó en la escuela, y se equivoca de parte a parte, ya que fue variada y muy clarificadora, al transcurrir entre colegios de Madrid, Santander y Málaga. No tengo ningún odio acumulado contra nadie.

    Supone ahora que soy "algún padre o madre muy crítico con esa figura", en lugar de pensar que soy lo que le digo que soy: un docente con los ojos abiertos.

    Tenemos el gremio 1, los canallas, la Administración, duplicando el número de inspectores (en Finlandia no existen, ni el trabajo vitalicio, y la carrera de Magisterio es la más difícil de todas), y fomentando los 4 aspectos necesarios del sistema prusiano: miedo al superior, exceso de burocracia, desarraigo y fomento del anti-compañerismo.

    Tenemos el gremio 2, el profesorado, los cobardes, los canallas y los idealistas (póngale todos los os/as, que yo me aburro). No juzgo a los cobardes, porque no estoy en su piel, ni los critico. Cada uno es libre. El pecado es de los canallas, que no dejan trabajar, como la Administración.

    Tenemos el gremio 3, los padres, muy variopinto, pero con un amplio grupo de pendientes de si mismos antes que de los demás, incluyendo a veces a sus propios hijos entre esos demás.

    Y, por fin, tenemos al gremio 4, los niños, los indefensos ante lo que hagan los otros 3 grupos, que encima están entrelazados entre sí, ya que gente del grupo 1 es también del 3, igual que la mayoría de los del 2. Los niños no: los niños están solos. No tienen a nadie en ninguno de los otros grupos.

    Bueno, ahora me tienen a mí, que cuando he visto lo que son capaces de hacer es cuando he comprendido la magnitud de nuestro pecado. Y por eso estoy aquí, intentando que otros lo comprendan también, aunque no consiga nada.

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  2. Igualmente estimado colega Santos Ríos:

    En primer lugar gracias por participar en esta especie de conversación por turnos. Es un placer poder exponer y participar educadamente para hablar de cualquier tema y más si es polémico como este. Al fin y al cabo siempre supone esfuerzo y tiempo tomarse un rato de reflexión y escuchar (leer) a los interlocutores.
    Aun no compartiendo buena parte de sus opiniones, le reconozco que -a veces- yo también he pensado en críticas clasificaciones de nuestro colectivo, Miguel Ángel Santos también lo ha hecho en su blog: http://blogs.opinionmalaga.com/eladarve/2011/10/22/la-fagocitosis-del-innovador/
    Y es para dolerse hasta sangrar. Pero creo que has tenido muy mala suerte. Te han faltado conoder muchas más clases en el colectivo, que te sirva de estímulo y consuelo: Hay muchos/as (lo haré por última vez, no te aburras más) maestros increíbles empezando desde infantil: los más geniales de todos; pasando por primaria (donde les hay estupendos y muchos) e incluso en secundaria: podría presentarte muchos de ellos, gente humilde y trabajadora al que sus alumnos (y sus padres) están eternamente agradecidos.
    Santos, sí sientes una carga de dolor y frustración (yo no dije odio, lo hace tú) hacia colectivo. Lo reiteras en tu comentario. En lo de padre o madre (no puedo distinguirte si no pones el nombre)lo deduje (puede que erróneamente). El ser docente no pude suponerlo (sólo hablas de tus 150 folios al estudiar la carrera, lo que no significa necesariamente que "seas" docente). Respecto a la inocencia de los niños es una juicio absoluto (tienen sus responsabilidades mediando escalas, psicología y madurez), lo que sí te admito es que muchos están indefensos ante la sociedad, sus propios padres y, algunas veces (de todo hay en la viña del seños), ante sus maestros.Por eso, nuestro papel es tan importante. Veo que está de acuerdo en esto último. Me quedo con esta parte.

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  3. Estimado Jesús:

    Me agrada comprobar que Miguel Ángel tiene un texto crítico con el que estoy muy de acuerdo, pero sigo considerando sus textos absolutamente incompletos, sobre todo porque él conoce perfectamente la realidad en la gran mayoría de sus puntos: no tiene sentido un desarrollo minucioso solo de una parte de la realidad y que esa minuciosidad no le haya servido para ver la otra parte. Sus textos no están en la trinchera, como estamos nosotros, sino en una clase de trinchera: no se puede servir a Dios y al diablo, porque te pasan cosas como que Botin haya conseguido que ningún periódico español publique su nombre entre los evasores. ¿Dónde está la dignidad del prestigioso El País cuando toca servir a Dios de verdad? Pues eso: si el poder te paga, pasas de arábica intenso a Nescafé, hablando de textos, por supuesto.

    Sigue presuponiendo mi estado de ánimo o sentimientos, cuando ni ellos ni yo tenemos importancia en un debate: son las ideas las que interesan exclusivamente. Por eso da igual si yo soy hombre o mujer, y esta es una de las bases de mi pedagogía: no importan las personas, no importa quién fue Einstein ni Kant, sino solo sus ideas. La diferenciación y la desigualdad la creamos nosotros, porque para los niños no existe. Si en lugar de decir Sócrates pensaba decimos un hombre en Grecia pensaba, inmediatamente eliminamos no solo vanidades absurdas y la posibilidad de ataques ad hominem, sino que se escape el interés hacia la persona y así vaya todo hacia el hecho, que es lo que nos importa.

    En Infantil no es que estén los más geniales de todos, sino que es la única etapa donde el poder permite trabajar. Una pedagogía tan bella, acertada y revolucionaria como Reggio Emilia puede así, por ejemplo, desarrollarse hasta en guarderías municipales de nuestro país.

    Es en Primaria donde florece el sistema prusiano: silencio, inmovilidad, prohibición de copia y fomento de la delación. Los tres primeros, los caminos naturales de aprendizaje autónomo, son sesgados de raíz. ¿Cómo va a aprender un niño sin hablar, moverse o copiar?

    Es cierto y tiene toda la razón en que he sido yo quien ha llevado el debate a este terreno, pero todo es una cuestión de perspectiva: si uno no quiere mirar el daño que le puede estar haciendo a los niños bajo este sistema basado en el miedo y los contenidos obligatorios iguales para todos tan diferentes, es muy fácil, porque ellos no se quejan y nunca nos vamos a enterar. El problema, con esta perspectiva, se convierte en un 30% del profesorado.

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    Si uno decide ser ese profesor A que define Miguel Ángel y prueba a hacer cosas nuevas, descubre que los niños responden, y entonces sigue luchando por mejorar su trabajo día a día, un trabajo sin horario. Ahora, con esta perspectiva, el profesorado que no supera este listón ya crece hasta más del 50%, y creo que me quedo corto según mis análisis de muchos centros y muchos compañeros.

    Ahora ya tenemos un problema importante: la mitad de nuestros niños están en manos equivocadas.

    Pero, ¿qué sucede si uno decide emplear un modelo entre la pedagogía Reggio Emilia y Giner de los Ríos con los niños del siglo XXI? Muy sencillo: sucede que niños de 7 años escriben redacciones de 5 folios, se leen comprensivamente libros para niños 3 años mayores en un solo día, dibujan con sombreado, hacen retratos reconocibles, simplifican números enteros, resuelven complejos problemas matemáticos y fabrican artefactos voladores sofisticados. O lloran escuchando a Rachmaninof. Y, por supuesto, aprenden a leer y escribir todos y cada uno de ellos, sin quedarse nadie atrás en ningún sentido, tenga la dificultad que tenga.

    Pues sucede que hemos vuelto a cambiar la perspectiva hacia donde verdaderamente corresponde: los niños del siglo XXI. Si decides preguntarles qué son capaces de hacer te muestran entonces cosas tan simples como que tratar de enseñarles a escribir sin usar el ordenador (¡Oh, Dios mío, ordenadores y calculadoras!) es como si a las primeras generaciones de los niños que ya tenían bolígrafos sus maestros les enseñasen con pluma, tintero y secante, obligándoles a usarlos y castigándoles por las manchas.

    Ahora, con esta perspectiva ya nos hemos ido al 99%. Ni siquiera los colegios más innovadores que he visitado se han detenido de verdad a escuchar a los niños hasta llegar al fondo, a la renovación total que no es otra que la que marca la ley española y europea, pero que ha muerto por completo debajo de decretos, instrucciones y órdenes.

    Por eso, cuando has visto lo que podría ser y lo que es, te das cuenta de que no existe ningún otro problema tan acuciante en ningún otro ámbito de la sociedad como este, nuestros propios cachorros, olvidados en un mundo que trata de convencernos de que todos nuestros antepasados, toda nuestra historia está ahí solo para nosotros, tan importantes. No para ellos, ni para los hijos de los hijos de ellos.

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  5. Estimo en lo mucho que vale el esfuerzo de nuestro compañero Santos en explicar su visión de la docencia actual. Sigo estando en desacuerdo con algunas cosas (quizás expresadas con prisas o comprendidas a medias por el mismo motivo...). Tendré que reflexinar más detenidamente en otro momento (esta mañana de sábado, no puedo), pero analizaré y releeré tus palabras. Tu esfuerzo lo merece.

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  6. Hoy, domingo, releo tus comentarios. Dices muchas cosas y, cada una exigiría debates extensos y análisis pormenorizados de experiencias a contrastar. Late de fondo, ya sé que lo supongo, una preocupación evidente, sincera y alarmada sobre "la educación". Y está bien que así sea pues en ella nos jugamos mucho.
    Pueden establecerse categorías al clasificar cualquier colectivo. En el caso de los maestros y en otros. Pero en el de nuestro gremio existen factores que nos determinan con terrorífico poder. Somos como un corazón tendido al sol. Y en la manera de defendernos se establecen los distintos parapetos de las categorías: Puedes afrontar la profesión a pecho descubierto, pero es posible que te hagan mucho daño; puedes, protegerte tras la vallas de los patios, contruir tu pequeño reino ideal; puedes maniobrar para desviar la presión sobre tus compañeros de manera más o menos disimulada; puedes cerrar las fronteras de tu puerta de clase y crear un estado prusiano -como gustas definir-, puedes refugiarte en normativas, puedes también hacerte invisible para no ver y no ser visto...
    Sí, entiendo de qué hablas. En relidad hablas de la vida misma, de la sociedad misma versionada en una maqueta a escala.Una maqueta de proyecto futuro.

    Hablas de metodologías. Investigo un poco (sí, hace tiempo que no refresco mis conocimientos teóricos). Excelentes metodologías las que citas y aplicables en algunos contextos seguramente con muy buenos resultados y gran satisfacción compartida. Pero cada cual, cada lugar, cada persona, tiene su propio contexto. Y las circustancias se sobreponen muchas veces al yo.
    Hablas de la enseñanza finlandesa, paradigma de éxito. Aquí recuerdo la anécdota que me refirió su hermano sobre un amigo suyo que fue a trabajar a Finlandia. Tenía muchos hijos, dos de ellos -hiperactivos- llamaron la atención de los psicopedagogos del centro donde estudiaba... Citaron a los padres y les dijeros que ellos podrían tratar y resolver el problema de sus hijos, pero, entre otras cosas, deberían dejarles en el comedor... Los padres les miraron perplejos: "La comida es el único momento donde todos nos encontramos juntos y nos vemos y relacionamos más entrañablemente..." Distintos contextos y colisión de valores (por cierto yo daría prioridad al modelo afectivo de la familias, lo sieto por el celebrado modelo finlandés). Respecto a otros países de llamativo éxito escolar (matemáticas en Corea, por ejemplo), los métodos prusianos que describes son aplicados masivamente.
    No tiremos piedras a nuestro propio tejado, nuestros modelos educativos, imperfectísimos si quieres, tienen aciertos innegables (la integración escolar -pongamos los peros que queramos- es reconocida en todos los estudios realizados).

    (sigue)


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  7. (continúa)
    Respecto a los niños, efectivamente son sujetos y no objetos de la educación. Pero no seamos ingenuos: no vienen con garantía de inocencia absoluta (¿existe la inocencia?). Conocemos teorías para todos los gustos: desde un contradictorio Rousseau que tras escribir "El Emilio" se demostró tan mal preceptor que abandonó a sus hijos en una inclusa, hasta el subversivo Freud con sus análisis de la psique infantil y su definición del niño como un "perverso polimorfo", o el pesimismo social del nóbel Wiliam Golidng (también maestro)y que se refleja claramente en "El Señor delas Moscas". El niño no está siempre tan absolutamente indefenso: alguna vez ha sido yo mismo (maestro) el que se ha sentido absolutamente indefenso ante una calumnia infantil.
    Conozco casos en que la metodología de Reggio Emilia resulta maravillosa (tengo un niño superdotado de 4º de EP asistencia domiciliaria , con una familia increíble, una ambiente afectivo rico y estimulante que hace ya cosas increíbles: escribe extensamente su biografía, toca el saxofón, razona problemas con lógica y precisión, maneja el ordenador y practica la enseñanza on line de la editorial SM -incluyendo actividades, elaboración de esquemas, chat, foros, etc... Además es popular entre sus amigos y es humilde y colaborador. El chico está entusiasmado con su actividad escolar y, pese a su leucemia, se siente feliz cuando trabajamos en su casa). Pero podría contarte otros casos...

    Al final, creo, estamos de acuerdo en algunos puntos:
    * La buena educación es difícil.
    * A la hora de la verdad, nadie cuenta con nosotros, los maestros; y nos llueven leyes, normativas y directrices por tierra, fax y aire.
    * La educación es una tarea de todos y, si existe el escaqueo de alguien, lo pagan al final los niños.
    * Existen maestros maravillosos, pero -como tú dices- están en las trincheras muy ocupados en la batalla. No aparecen tras el atril de los discursos. No son visibles (excepto para sus alumnos y padres), pero están ahí ¡y hay muchos!
    * Existen otros maestros cargados con otros adjetivos (estresados, cobardes, quemados, pasotas...). Pero creo que todos ellos se mantienen en "stand by". A la espera de que les animemos, les convenzamos, les ilusionemos... Y tal como están las cosas, cada vez se encienden más pilotitos rojos.
    * Estamos preocupados porque creemos que la educación es importante... y escribimos y discutimos sobre ello intentando aclarar las cosas.

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  8. Estimado Jesús:

    Sucede un poco como cuando discutía con 3 altos ejecutivos/as de Santillana en Madrid. Les pregunté que era lo más importante para ellos: dos respondieron el dinero, y solo una que su hija se criara bien. Entonces les dije que yo sabía lo más importante para mí, pero también lo más importante para ellos. Es decir, que yo sé qué es lo más importante para toda la humanidad.

    Me miraron con sorna, como si yo me creyera Dios o algo parecido, así que armaron sus rifles en espera de mi respuesta: “lo más importante para todos es SABER qué es lo más importante”.

    Por tanto, partiendo de esta premisa, es cierto que hay diferentes metodologías y contextos, pero una que pretenda ayudar a averiguar a todos y cada uno de nuestros niños/as QUÉ ES lo más importante en sus vidas, o a conocer herramientas y caminos para descubrirlo, debe imponerse sobre todas las que pretenden saberlo de antemano, sin preguntarle antes a ellos/as.

    Por eso rescato lo que considero mejor de cada propuesta, siempre con esa premisa en la mente. Giner practica una enseñanza laica, SIN exámenes, porque es imposible encontrar un criterio unificador que los evalúe memorísticamente. La noción de exámenes iguales para todos no es más que una manera de diferenciar, amenazar y excluir. Reggio Emilia propugna la obligatoria participación de familias y sociedad en la educación, porque las fuentes de aprendizaje son múltiples, no solo un maestro/a, un padre y una madre por niño. Esto se refleja en las comunidades de aprendizaje, un movimiento que cobra fuerza día a día en nuestro país.

    Con respecto al modelo finlandés, es muy similar de partida a Reggio Emilia: tras la catástrofe de la segunda guerra mundial, los finlandeses (un pequeño país entre los gigantes ruso y alemán) y las madres de un pequeño pueblo italiano comprendieron que la base de la sociedad es su educación, y se aplicaron a ello.

    Un día una maestra me criticaba el modelo finlandés, preguntándome por qué, si era tan bueno, muchos se venían a vivir a España, y yo le respondí que gracias a su modelo ellos podían irse a vivir a otros países con 16 años. Que me dijera cómo un chaval/a que acaba la ESO podía hacer lo mismo yéndose a Finlandia, si la mayoría de las veces no sabe ni freírse un huevo.

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  9. (sigue)

    Lo del comedor se trata de que ellos tienen clase de cocina, se hacen su propia comida y participan de un periodo distendido. También se rasgaron las vestiduras cuando Reggio Emilia pretendía la socialización de los bebés, cuando en Finlandia, por ejemplo, no empiezan la escolarización hasta los 7 años, y los resultados les dieron la razón: los bebés no solo se desenvuelven bien con sus iguales, sino que no supone ningún trauma familiar: no se trata de cantidad, sino de calidad en la relación familiar.

    Finlandia tiene unos principios fundamentales: ser maestro/a es lo más difícil, sin discusión. Una vez le preguntaron a un diplomático de ese país que por qué se había hecho diplomático, y respondió que quería ser maestro, pero no pudo conseguirlo. El segundo principio es la ausencia de trabajo vitalicio: eso elimina a los inspectores, y desplaza la evaluación a las familias. Es incomprensible que, por ejemplo, en un colegio donde estuve todas las madres pidieron mi continuidad, igual que los niños/as y la mayoría de los compañeros, a quienes también impartía clase, y donde, por supuesto, yo me quería quedar. Pues no pudo ser. ¿Qué modelo-sistema es este que es más importante la Administración y sus leyes que la opinión del maestro, de su alumnado y familias al 100%, y de otros compañeros?

    En Finlandia, además, no solo existe alternancia entre clases teóricas y prácticas (incluyendo cocina, administración del hogar, etc), sino que la distribución del horario es siempre igual: 45 minutos de clase, 15 de recreo. Hay innumerables institutos donde el horario de cualquier mañana puede ser 8:30-9:30 mates, 9:30-10:30 lengua, 10:30-11:30 historia. Esto es un delito.

    Y, por supuesto, no existe el trabajo vitalicio: te lo tienes que ganar año a año, algo muy fácil cuando tienes verdadera vocación, y casi imposible en caso contrario. Es esta basura del trabajo vitalicio, las 14 pagas y las vacaciones lo que ha traído a la enseñanza a ratas que solo miran su ombligo, algo que el poder fomenta y favorece.

    No existe integración escolar que reseñar en nuestro modelo actual: no estamos de acuerdo en eso. No hay más que mirar las estadísticas de violencia y acoso, y cómo ese supuesto modelo de integración acaba convirtiéndose en profesorado especializado para llevárselos unas horas. Mi última alumnilla con leucemia, una gitanilla llamada Rosalía, fue "integrada" haciéndola repetir curso al año siguiente, que fue cuando la encontré yo, aburrida y falta de afecto.

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  10. (sigue)

    Cuando hablo del modelo prusiano me refiero a que fueron ellos los que descubrieron las posibilidades de la escuela como lugar de adoctrinamiento y adocenamiento de las masas. Vea "la educación prohibida", si no la ha visto ya. En España fueron Franco y la Iglesia los que adoptaron el modelo con fervor en la ley de 1945, donde se otorgaba un puesto vitalicio a personas lo menos preparadas posibles: estómagos agradecidos e incapaces de rebelión. ¿Qué sentido tiene estudiar una carrera llena de exámenes para tener luego que volver a hacer otro examen gigantesco para conseguir un puesto vitalicio? Ninguno, salvo el que le cito. ¿No es más fácil, como hacen en Finlandia, poner a los/as aspirantes a trabajar con niños/as desde las primeras semanas, con idea de seleccionar al principio de la carrera, y no al final?

    No hay que echar a nadie, salvo a quienes no cumplen, sino de no convocar más oposiciones, cambiando a un sistema mixto de contratación hasta que se jubilen todos los funcionarios/as y, por supuesto, renovando por completo el sistema universitario en lo que se refiere a la carrera de magisterio y, evidentemente, a las inexistentes carreras de profesor/a de instituto o de universidad. Es curioso, porque un médico puede enseñar a futuros médicos, un abogado a futuros abogados, pero un maestro/a no puede enseñar en la universidad a futuros maestros: necesita ¡otra carrera! para hacerlo. ¿Otra carrera? ¿Para qué?

    Nuestro modelo es un modelo basado en el miedo (es curioso que entre los pocos países europeos donde no está autorizada la educación en casa -en España está hasta declarada inconstitucional, con una jueza "progresista" al frente del tribunal- también se encuentra Alemania), en coartar el aprendizaje autónomo y en fomentar la delación, el castigo público, y la aniquilación de la disidencia.

    No se puede hablar, ni moverse libremente, ni copiar, cuando son los tres caminos naturales de aprendizaje, ni permanecer en el aula horas y horas en lugar de salir constantemente a la calle, como se hacía en la Institución Libre de Enseñanza.

    Con respecto al niño y las diferentes teorías, Reggio Emilia partió de la práctica, no de las teorías, y fue escogiendo de cada pensador, corriente o idea las que se adecuaban a esa práctica, a base de ensayos y errores. Por supuesto que hay niños para todos los gustos, y todos ellos traen de serie su carácter y personalidad, pero existe una necesidad común de aprendizaje y relación, y eso es lo que tenemos que aprovechar para corregir actitudes, ya que no hay tantas premisas, sino una sola: no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti (ama al prójimo como a ti mismo, compasión, o como quieran definirlo todas las religiones). Es imposible que un niño calumnie si no ha copiado dicho comportamiento, salvo casos extremos que necesitan otro tipo de atenciones.

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  11. (sigue)

    Estamos completamente de acuerdo en los puntos que cita. Lo de las leyes, normativas y faxes forma parte del exceso de burocracia, uno de los 4 puntos que ya dije que emplea el poder para aniquilar la disidencia contra el modelo prusiano. Los otros tres son el miedo a la superioridad (no hay mayor miedo que perder un puesto vitalicio de trabajo), el desarraigo institucionalizado (traslados, interinidades, etc) y el fomento del anti-compañerismo (oposiciones, puntos para concursos, denuncias y calumnias por envidia, etc).

    Tiene toda la razón en lo de los maestros/as “dormidos”, porque yo lo he comprobado en la práctica. Una compañera que empezó a llevar a cabo mi modelo me confesó que en 25 años de dedicación “nunca se lo había pasado tan bien”. Incluso aquellos y aquellas indiferentes se unirían a la mayoría (como se unen padres y madres con dudoso comportamiento e ideas) cuando ven que esta mayoría obtiene resultados con el alumnado.

    Es por ello que siempre me ha parecido una gran idea el formar una red de profesorado vocacional, de forma que se acaben las persecuciones, envidias y traiciones: ya no se trataría de señalar con el dedo a quien se sale de la foto, que suele ser minoría, sino de denunciar con ese mismo dedo a quien no cumple. Ha habido profesores/as que me han criticado duramente porque, siendo compañeros de ciclo y nivel, me decían que mi trabajo les dejaba en evidencia, a pesar de que me ofrecí desde el principio a colaborar, ayudar o explicar todo lo que hiciera falta.

    Ya es hora de que sean ellos los que se salgan de la foto, a poder ser para no volver nunca más.

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  12. PD: Un detalle. ¿Se ha fijado que en España se puede elegir y cambiar libremente de médico en cuanto no gusta o no cumple, pero no de maestro/a? ¿Tu pediatra falla? Cambia, busca otro/a mejor. ¿Tu maestro/a falla? A aguantarse, o a formar parte de "esos padres que no nos dejan tranquilos a los santos/as maestros/as". No se puede hacer nada: hay hasta aulas enteras con escritos y presencia en Delegación que no han podido ni siquiera cambiar al profesor/a motivo de sus quejas (no ya echarlo/a, que sería lo lógico puesto que son ellos, y no la Administración, los que pagan). Curioso, ¿no?

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