martes, 30 de septiembre de 2014

En los sótanos de la cordura


Algunas veces, al hilo de las noticias, hacemos una visita a  los calabozos interiores. No nos queda más remedio. La prensa te empuja a descender a los infiernos de la mente humana, a sus más sórdidas profundidades.

Estos días hemos recorrido las sucias mazmorras de la mente del pederasta de Ciudad Lineal. Aterra pensar en la ciclópea diferencia de fuerzas entre un culturista fuertemente musculado y la débil resistencia de una niña de pocos años. Resulta vomitivo (también así les resultó a las niñas) enterarse de las vejaciones a que sometió a las pequeñas en medio del terror de la amenaza y el desamparo, quizás solo amortiguado por el sedante administrado para evitar problemas al violador.

No es el único suceso. Con una frecuencia alarmante aparecen casos de mentes perturbadas, si no en la escala de la inteligencia, sí en el de la cordura y la moral. Tenía algunos apuntes de hace algo más de un año sobre el tristemente famoso "Maestro Saholín" que descuartizaba prostitutas después de darles palizas de muerte. La policía detuvo relativamente pronto a este psicópata que estaba a punto de convertirse en el Jack el Destripador de Bilbao. El descenso a los infiernos de este hombre comenzó, quizás, con un insuperable narcisismo. Este falso maestro zen se atribuyó las dotes del guerrero y más recientemente las de quien está más cerca de Dios (afirmaba ser el único español admitido en el exclusivo templo Shaolín, en la provincia china de Henan). En su currículo se autotitulaba como maestro, como antropólogo, como abad del falso monasterio budista de Bilbao. Su descenso definitivo a los infiernos comenzó después de una convivencia de pesadilla con su mujer, el aislamiento social debido a un carácter cada vez más insoportable, y una "extraña" conversión espiritual en la que afirmaba que era capaz de controlar su energía y situarse en una escala superior, cerca de Buda.
Una posible explicación médica hubiera podido justificar nuestra piadosa compasión: según afirmaba padecía un tumor cerebral. Esto se demostró falso. Fue, pues, una historia de mentiras, crímenes y enfermizo misticismo.

Otro descenso a los infiernos, en este caso literal, fue destapado hace seis años en Amstetten, una mediana localidad la bucólica Austria. Josef Fritzl, el "Amo del calabozo", en la más horrible acepción del término, mantuvo durante 24 años encerrada en un sótano blindado de su casa a su propia hija. Había abusado de ella desde que tenía 11 años y, a partir de los 18, la enclaustró en las dependencias subterráneas de su casa donde continuó violándola durante 24 años más. Producto de este incesto continuado su hija, Elizabeth, tuvo siete hijos cuya suerte fue dispar: desde la muerte de uno de los (gemelo), hasta el de tres de ellos condenados a acompañar en el cautiverio a su madre o; la más amable, de convivir con los otros hijos de la familia en el piso de arriba, libres, gracias a fingir su abandono por la madre. Asombra pensar, y entristece, que el resto de la familia (estaba casado y tenía siete hijos más) viviera en la parte superior. Parece increíble que nadie sospechara nada en 24 años. ¿Tan bien nos engañan los monstruos?

Estos ejemplos son casos conocidos, mediáticos... ¿Pero cuántos más ocurren en la oscuridad de los  los calabozos interiores?, ¿Cuántos jamás verán la luz? Acaso, en el mínimo radio de 100 metros de nuestra vivienda habite una de las cavernas del horror.

Tengo que preguntarme por la cordura de estos monstruos. No puedo excusarlos. A 19 de septiembre de 2014 habitan en el lado oscuro, en el bando de la perversidad. Pero la magnitud de estas perversiones hace plantearme dudas  sobre el libre albedrío. Necesariamente tiene que ser una enfermedad. Enfermedad del alma si queréis, pero han de padecer un mal que les altera la voluntad, el entendimiento (tumores, educación, enfermedad,  extrañas patologías...) ¡Cuántas brujas, endemoniados, poseídos, locos... han acabado en la hoguera, torturados, ejecutados con una atribución de culpabilidad sustentada en nuestra ignorancia!

Hace algún tiempo atendí a una alumna de 12 años aquejada de una rara enfermedad. En un principio parecía una esquizofrenia. Recuerdo mi primera visita a su casa y la extraña sesión que tuvo lugar. Se quejaba de que "alguien" le hablaba en su cabeza, que le ordenaba que me insultara, que dijera palabrotas. En algunos momentos, cambiaba la expresión de su cara y me dedicaba rápidamente una frase insultante, luego volvía a la normalidad... En los días siguientes empeoró. La familia estaba asustada. Un día la madre la sorprendió agarrando por el cuello a su hermana y diciendo con voz diabólica: "Mamá... voy a matar a tu querida niña..."Entonces saltaron todas las alarmas y fue ingresada inmediatamente. En tiempos pasados hubiera sido tratada con hisopo y crucifijo en un dramático exorcismo. En la época de la Inquisición puede que hubiera sido quemada en la hoguera. En el hospital descubrieron que padecía Encefalopatía Espongiforme Autoinmune. Nada relacionado con el maligno producía la diabetes, epilepsia, y psicosis que presentaba. Hoy, debidamente tratada, asiste con normalidad al colegio.

Quiero pensar que, al menos algunos de los monstruos de la historia, estaban de algún modo involuntariamente enfermos. Tengo mi propia galería de la perversión: personajes de crueldad infinita cuyas "hazañas" han quedado registradas en los anales de la historia: Hitler, el magnético lider; Guilles de Rais, torturador y asesino de centenares de niños; Qin Shi Huang, el tiránico emperador de los guerreros de terracota, Vlad Tepes el "Empalador" que hizo morir atravesados por un poste a decenas de miles de turcos; Nerón, asesino de familiares y cristianos; Calígula, emperador de orgías y depravación... Tanta maldad no puede tener sentido. Esas mentes enfermas tuvieron que ser devastadas por graves enfermedades del ego (Hitler), de una educación desnaturalizada (Calígula, Nerón), por posibles trastornos mentales (esquizofrenia en Guilles de Rais), por un corazón embargado de tinieblas ante el horror de la guerra (Vlad Tepes), por el monstruo del poder (Qin Shi Huang)... 

Mi esperanza es que la ciencia avance lo suficiente como para comprender qué puede realmente ocurrir en el ser humano para comportarse así. Entonces, quizás, los médicos del cuerpo y del alma podrán curarlos. Aunque también la voluntad tiene su parte en la curación... pero... ¿quién sabe cuánta  realmente?

lunes, 29 de septiembre de 2014

Y habréis perdido...



Lograréis, quizás, algún día realizar un referendun vosotros solitos, sin contar conmigo para nada, con el fin de independizar vuestra habitación en esta familia mal avenida que se llama España. Os escucho constantemente decir que la culpa la tienen papá y mamá que no os dan suficiente propina, o que no os dejan charlar  a vuestro modo, o que no respetan vuestra identidad personal... Es muy posible que lo logréis: mamá y papá están hartos, y nosotros también. La verdad... es difícil aguantar ese aire de superioridad en la familia... Lograréis votar independizar vuestro cuarto, pero habréis perdido...

O quizás mamá y papá se planten y recuerden las reglas que rigen en esta casa. Entonces se aplicarán castigos y prohibiciones. Quizás les plantéis cara y se monten broncas monumentales. Quizás se suelte alguna bofetada. Os retiraréis indignados a vuestra habitación rumiando la venganza y la rebelión. Papá y mamá habrán perdido también, pero vosotros habréis perdido...

O quizás escapéis de casa, rompáis los lazos con la familia y busquéis alojamiento fuera del hogar. Llamaréis al timbre de los vecinos y les contaréis dramáticas historias de maltrato, de insufrible represión paterna. Pero los vecinos, que os conocen, quizás no se lo crean y  habréis perdido...

O quizás simplemente queréis que os suban la paga semanal, que os cubran los números rojos de vuestra libreta de ahorros, que no se metan en vuestra vida para nada... y es posible que papá y mamá os lo concedan porque ya no aguantan más esta dinámica de reproches y culpas. Se habrán cansado de  soportar  que les acuséis de estar siempre "contra" vosotros, de que os "roban"; de que, en realidad, no estáis nada seguros de que seáis sus hijos. Finalmente quizás terminen por concederos todos los caprichos para conservaros cerca. Entonces habréis ganado, pero habréis perdido...

... habréis perdido mi aprecio, mi limpia mirada de hermano menor que antes os admiraba. Habréis echado a perder  años de juegos compartidos, de solidaridad fraternal,  de entrañables confidencias...

... habréis perdido mi confianza: No volváis a mi cuarto buscando ayuda; en la puerta hace guardia el resentimiento.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Analítica del paciente España

El paciente España lleva tiempo encontrándose mal. Con sus análisis en la mano ha acudido al galeno que ha encontrado preocupantes valores anormales en una serie de datos y hechos objetivos en la salud de la Sociedad española. Analicemos con el recurso de la parodia, los datos contrastados de unas conductas inquietantes:

ANALÍTICA (Laboratorio Periodístico) 

NOMBRE DEL PACIENTE: España   EDAD: 500 años +/-
FOTOGRAFÍA:













APARATO CIRCULATORIO: 

Pornodatos: 
Índice de visitas a PornoHub: 2% del tráfico mundial ( +1000000 visitas diarias)
Tiempo medio de las visitas.  8 minutos (7-9 Mide el tiempo medio de una práctica onanista).
Índice de uso de pornografía infantil: 2º país del mundo. (11% del tráfico mundial)

Factores de manipulación:
Índice de malware ingerido: 3,23% (mide % de portales gratuitos visitados con presencia de adware, spyware y virus)
% Lectores en su tiempo libre: 59,1 % (Media europea 70%)
Tiempo ante la pantalla TV: 4 h diarias/persona y día.

TÓXICOS  EN SANGRE:

Factores de alteración psicógena: 
155 microgramos de cocaína en cada billete en circulacion (la tasa más alta de Europa).
Edad inicio consumo de alcohol: 13 años. 
Índice de borracheras cada 30 días en adolescentes: (1/3)
Porcentaje de adultos fumadores: 23,9 % (OCDE = a 20,9 %)

FACTORES DE CORRUPCIÓN:
Política:
Índice de percepción de corrupción: 96% (mucha o bastante). (75% en Europa)
Nº de causas por corrupción: 1.700
Cociente condenados/imputados: 20/500 = 0,4%
Índice de afectación en la vida ciudadana: 63% (0,25% en Europa).

Resistencia fiscal: 
Nª de aforados: 10.000-250.000 (record mundial)

Economía sumergida: 
Índice de actividad clandestina: 20%


FACTORES DE SOLIDARIDAD: 

Empleo:
Nº de parados: 4.427.930
Índice de empleo en >55 años: 42,9%
Índice de empleo en jóvenes: 53,1%

VALORACIÓN MÉDICA: 

Los análisis reflejan un metabolismo fuertemente alterado con valores alarmantes en la mayor parte de  vectores de salud. Recomendamos ingreso y tratamiento:

Justicial sobres 500 gr. (desayuno comida y cena). 
Anticorruptivo 600 (dosis diaria)
Deportival 2000 (frecuente)
Socialina antipornoviral 300 (cuando haya un acceso)
Educamicina civical (medicamente retirado actualmente)
Terapia ocupacional remunerada (a jóvenes y mayores de 55 años)


Fdo: Dr. Desiderio Buenaventura.

NOTA: Si no es posible por los recortes, que le den el alta y le dejen como está. 

Navegando en la niebla


El 28 de septiembre se celebra en todo el mundo el Día Internacional de las Personas Sordas. No  viene mal celebrarlo y significar ese día porque esta discapacidad (la sordera) es la más invisible de todas. Dice el refrán: "Ojos que no ven, corazón que no siente" y la sordera no se ve. Nada, en la persona sorda, denota que está perdida en el mundo de los sonidos, que navega en medio una niebla de ruidos que no comprende. 

Es curioso el juicio que expresan algunos matrimonios de  personas sordas cuando, al concebir un hijo y ser informados por el doctor de que también heredó la sordera, afirman: "Es perfecto". Y, es verdad, que para ellos lo es: no estará privado de lenguaje (tiene el de signos para comunicarse en plano de igualdad con sus padres), ni añorará la música (pues nunca la escuchó), ni será "superior" a ninguno de ellos por poseer  un sentido que, en su concepción del mundo, es poco menos que sobrenatural: "será perfecto"  para un mundo de sordos. Un mundo que es posible, que puede vivirse plenamente si se mantiene al margen de una "especie extraterrestre" con poderes paranormales que les haga sentirse inferiores. El sordo es el más susceptible, el más débil y frágil socialmente: su incapacidad de comunicación convencional es total; de ahí su beligerancia, su combativa reivindicación del lenguaje de signos. 

No sé si habéis  pensado alguna vez en los complejísimos procesos que nuestros sistema nervioso realiza para analizar los sonidos, especialmente el habla y la música. Hasta la llegada de los potentes ordenadores actuales no fue posible sintetizar la voz o decodificar el habla. Las amplias gamas de frecuencias, la veloz secuencia de los fonemas en el habla, los infinitos matices de las voces... para hacernos una idea de la importancia del universo sonoro para nuestra especie podemos tomar como referencia la superficie de procesamiento cerebral: las áreas auditivas superan claramente a las visuales.   
Poniéndole cierto humor al problema algunos intentan consolar a sus conocidos duros de oído: "Para lo que hay que oír..." les dicen, pero no comprenden que si algo no interesa a un normoyente éste puede  desconectar, pero nada le impide juzgar si es el tema es de su interés o no. Los que padecen hipoacusia están "condenados" a no poder  juzgarlo, siquiera. 

En ocasiones, hablando con familiares de personas sordas, me cuentan que portan unos audífonos diminutos que, insertados en el conducto auditivo, apenas se notan. Yo les aconsejo que, para la próxima renovación, se olviden de la estética y los compren retroauriculares; de esos que insertan un pequeño tubo proveniente del altavoz en el interior de la oreja y dejan una pequeña cápsula colocada detrás del pabellón auditivo. Eso hará que quienes les hablen perciban sus dificultades, les hagan ser más comprensivos y se esfuercen por hacerse entender. 

Y, con todo, navegando en medio de la niebla; la barca de las personas sordas logra encontrar el rumbo. Quizás no distingan la ruta entre la niebla, pero son capaces de percibir vibraciones en las olas, mensajes en el viento; quizás lean la danza de los peces, encuentren caminos a través de los sabores y olores del mar... quizás tengan "poderes paranormales" que nosotros, con nuestros cinco sentidos, no podamos imaginar.      

sábado, 27 de septiembre de 2014

Una tilde importante



¡A ti, que te importa!

Te interpelo, amigo lector porque sé que te importa lo que escribo. Utilizo para ti la función apelativa con subordinada de relativo especificativa... y te digo: ¡Gracias!

Gracias por dedicar unos minutos de tu tiempo a compartir mis pensamientos. 
Gracias por tolerar mis torpezas, perdonar mis disparates, aguantar mi insufrible arrogancia...
Gracias por participar con tus comentarios.
Gracias por tu fidelidad, tu curiosidad, incluso por tu compasión,  por tu ira; por todos tus sentimientos convocados.  
¡Muchas gracias! 

Pero a ti que juzgaste lo extenso por aburrido, lo triste por repelente, la ingenuidad por estupidez... a ti que no te rozó el alma siguiera alguna frase, alguna entrañable anécdota de una vida ajena:

¡A ti, qué te importa!

viernes, 26 de septiembre de 2014

Rumanos


Te cruzas con ellos en la calle y vuelves la cabeza sorprendido por una conversación en lengua romance. Algo te suena, pero no entiendes; el rumano te resulta familiar, es el pariente más al este de los herederos del latín. Incluso el nombre "Romania" procede del nombre de la antigua capital del imperio: Roma.
Los encuentras por la vida. Yo conozco muchos de la escuela; durante muchos años ha habido 3 ó 4 en cada clase en Arganda, en Alcalá... Les has contratado a veces para chapuzas de albañilería, como asistentas por horas, como electricistas... En ocasiones les alquilaste uno de tus pisos recelando de que lo cuidaran como tú quisieras...  Los has visto en los bares, tras la barra o sirviendo en las terrazas, espabilando día a día, integrándose hasta el punto de resultar indistinguibles de los autóctonos.
No suelen gastar mucho;  prefieren relacionarse en la calle, llevar a sus hijos a los parques públicos, organizar fines de semana de barbacoa y pesca en el río Henares en concentraciones donde se cuentan por miles. Se reúnen para rezar en alguna nave de los polígonos cercanos y asisten a sus ritos ortodoxos con devoción, vestidos de fiesta, y alegrándose de encontrar compatriotas con quien compartir penas y alegrías de una vida lejos de su país.
Añoran muchas cosas de su país. Muchos sienten nostalgia por la vida rural de muchas de sus poblaciones. Echan en falta paseos a caballo, trineos, sus fiestas, sus comidas (todos suspiran por sus elaborados sarmales de repollo).
Vinieron a España por cientos de miles. En el 2012 se aproximaban al millón. Esta afluencia se vio favorecida por los sueldos más altos y la facilidad para aprender el idioma. Con a crisis ha descendido un poco su población, pero aún es la más alta entre los inmigrantes.

En los últimos diez años he conocido a muchos: Mis alumnos Cornelius, Aris, Flavius, Claudia-Julia la brillante rival durante años de mis sobrinos en el cole; María y Anca, que nos ayudaban con la plancha y en las tareas de casa, Valentín y Catalín, que nos construyeron el porche, aquellos otros que nos pintaron la casa... Nadie, en España, podía superar la oferta de sus trabajos: quizás no fueran tan profesionales pero eran, indudablemente, mucho más baratos. Y lo de la competencia profesional autóctona, a veces, un mito interesado; que también hemos hecho obras con empleados locales y resultaron chapuceras.

Personas, en fin, con las mismas aspiraciones que las demás. Quizás con un sentimiento de autosuperación superior a nosotros. Proclives a integrarse, dispuestos a participar. Salieron de su país con la esperanza y promesa de conseguir una vida mejor. Los que lo consiguieron se sienten orgullosos y, muchos deciden echar raíces acá. Los que no lo consiguieron recelan de volver. Sería duro hacerlo  con las manos vacías. Y sus hijos, el futuro, ya son del Real Madrid: unos españolitos más
para lo bueno y para lo malo.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Serial killer


Veamos quién es el malo de la película, el auténtico asesino en serie del planeta. Analicemos sin perjuicios quién ha eliminado más semejantes y más diferentes en la historia, incluso en la prehistoria. ¿Lo has reconocido? Efectivamente es nuestra especie: tus tatarabuelos, tus padres, tú mismo, yo...

Desde el comienzo de la vida, incluso los seres más inofensivos supervivientes han terminado con cualquiera de los otros que competían por los recursos: incluso por el inocente sistema de la asfisia, de la ocupación pacífica, pero masiva, del espacio vital. En el mismo instante de la aparición de la vida comenzó la guerra interminable por la subsistencia. Las cifras de muertos en esta guerra es incontable. Los mejores asesinos fueron los vencedores. En esta guerra se usaron todas las estratagemas imaginables: agresión física, química, alianzas estratégicas... En el proceso surgieron nuevos seres, nuevas especies con especial dotación para la guerra (muchos se integraron en otros seres para formar más potentes predadores). De esta simbiosis nacieron mejores killers. Estos matadores sofisticados alcanzaron cotas realmente espectaculares con los dinosaurios (aunque en menor tamaño millones especies inconquistables siguieron desarrollando habilidades para sobrevivir, y por lo tanto matar). Quizás ocurrió que entonces, un solitario y frío asesino espacial, una gran pedazo de materia inerte viajando en el espacio, vino a liquidar a la especie reina del planeta. Y con ella a numerosísimas especies más. Los supervivientes recomenzaron entonces nuevas guerras con distintos contendientes.

Hubo una especie que a duras penas sobrevivía:de piel delicada, frágil osamenta y débil musculatura; apenas resistía en el campo de batalla donde competían todas las especies. Presa fácil de los predadores, huidizo por naturaleza, subsistía gracias a la recolección y el carroñeo. Eran muy pocos y estaban condenados a morir tarde o temprano bajo los dientes de otros más dotados, o acaso lo hicieran devastados por enfermedades infecciosas (que son las guerras de los microbios killer), o también por potentes venenos, o quizás de hambre ante la fuerte demanda de unos recursos escasos... En el filo de la supervivencia, el Homo, se fue haciendo, poco a poco, con un arsenal insuperable. Empezó dotándose de unas herramientas morfológicas casi exclusivas como el pulgar en oposición que le dio la oportunidad de manipular los objetos a su alrededor o la bipedestación que liberaba un par de sus extremidades y le permitía una  posición de vigía permanente. Enseguida comenzó a perfeccionar un arma poderosísima para la guerra psicológica: una gran inteligencia. Pronto sus soldados empezaron a inventar estrategias innovadoras, inventaron un lenguaje sofisticado  y usaron eficientemente las  comunicaciones como instrumento de caza de otras especies. Después aprendieron a esclavizarlas inventando la agricultura y la ganadería.  Su tecnología inició un proceso formidable: en poco tiempo dominaron el fuego, construyeron grandes colmillos de piedra y fabricaron espinas voladoras. Quienes fueron unos pocos se expandían por continentes enteros. Las tribus que se separaron evolucionaron por su cuenta, cada una progresando a su manera, enfrentándose a la naturaleza y los otros seres vivos con diferentes artificios. Muchas sucumbieron. Otras se mantuvieron cientos de miles de años. Lucharon con otras especies y lucharon entre ellas. Posiblemente se mezclaron, posiblemente se asesinaron también. Al final desaparecieron todas menos una: el Sapiens. No se sabe quien eliminó a las otras tribus. No está resuelto el presunto asesinato del Neanderthal, pero de una u otra manera, parece inevitable pensar que fue homicidio: voluntario o no. La lucha por los recursos hace que comer signifique quitar la comida a los otros: ¿homicidio en legítima defensa?

Hace unos 30.000 años que las tribus del Killer por autonomasia habían acabado con todos los otros congéneres. Pero la lucha  por los recursos y el complejo sistema de creencias (mitos) enfrentadas creados por su inteligencia  hizo que volvieran la vista hacia sus semejantes. Las guerras intersapiens comenzaron y continúan hasta nuestros días. El despliegue de técnicas y artilugios bélicos, la sofistificación de estas guerras no tiene parangón. Paralelo a esto comenzó un genocidio biológico sin precedentes: el Sapiens Killer desencadenado sobre el planeta.

Hubo un tiempo atrás en que el ser humano cooperó con su planeta. Se respetaba y adoraba a las fuerzas de la naturaleza y por lo tanto se la protegía. Hoy, que las domina, se aprovecha de ellas simplemente: las respeta en tanto que le son útiles.

El ser humano tiene desde hace tiempo un grave problema: algo en su interior le impide reconocerse como especie asesina. Se esfuerza en manipular la historia y falsear las evidencias de un planeta moribundo. Es posible que la negación de su origen asesino sea una medida protectora contra el propio suicidio. La inteligencia nos hace comprender que si yo te mato a ti, tú u otro como tú me puede matar a mí también; que moriremos los dos. Puede que "la culpa", el horror de matar a un semejante, sea un mecanismo de higiene de la especie. Así, sustentados en el miedo nos respetamos, de momento...
O también es posible que nuestra inteligencia nos permita proyectarnos en los otros, hacerlos partícipes de nuestro propio yo y por eso nos protegemos. Cuando este mecanismo falla, cuando aparecen las guerras, rompemos este espejo que son los otros y en el que nos miramos. Después, ya vencedores (y todos los que vivimos somos vencedores) pintamos sobre el marco del espejo destrozado la imagen del otro que nos conviene: la del enemigo culpable. Así se ha escrito la historia. La escriben los vencedores.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

La música y yo


Ahora que un monocorde desfino castiga eternamente mis oídos, recuerdo aún las viejas melodías de la infancia. Flotan en la memoria fragmentos de las nanas de mi madre, perviven aún estrofas cantadas por mi padre mientras me aupaba en el aire: "Cinco duros me da el rey por la cinta del pelo" (2), escucho muy lejano el viejo villancico que tanto me gustaba "Dime, niño ¿de quién eres?" y que cantábamos en el cole a los cinco años...

Uno de los momentos sonoros más impactantes de mi vida tuvo lugar en el Liceo Castilla, mi colegio, de los 6 a 10 años. En algún momento nuestra clase fue llevada a una sala de audiciones especialmente preparada con altavoces potentes y de calidad. recuerdo nítidamente que escuchamos algunos temas de Pink Floid. Quedé estupefacto, impresionado, invadido por aquellos mágicos sonidos que se sucedían y combinaban con pasmosa belleza. Aquella maravilla de música sinfónica la recuerdo como la más maravillosa sensación sonora de mi vida.

Canturreo para mí mientras me veo en el escenario del internado de Miraflores interpretando "La vida sigue igual", mi primera canción a concurso. Incluso me rondan en la cabeza las populares melodías de los 60 que utilizamos para poner música a una opereta infantil, "La Paca".

Rememoro mi desesperación con la bandurria. Mi anhelo frustrado por participar en la tuna del cole, atacando alegremente los punteos de "Clavelitos". No era capaz de leer el indescifrable código del solfeo. Era como padecer una dislexia musical, no lograba de secuenciar la, para mí, rapidísima sucesión de tonos y duraciones. El solfeo era un auténtico suplicio... 'Dios mío, no podría llamarse "solguapo" quizás así, se me hiciera menos penoso" pensaba. Un poco mejor se me daba la guitarra, pero nunca llegué a pasar de los primeros acordes.

La voz, sin embargo, pese a un oído regular; era bonita y me elegían siempre para los coros y festivales. Mi segunda interpretación en público, ante un abarrotado salón de actos lleno de mamás y papás, hizo derramar abundantes lágrimas cuando interpretaba "Cinco letras", una acaramelada canción sobre la "madre" cuyo rastro he intentado encontrar en internet sin llegar a conseguir la melodía (pero sí la letra, o "lyrics" como se llaman en la red).

En torno a los 13 años me dio por la batería. Tuve un abuelo tamborilero y eso se nota. Allí, en el internado de Arévalo, tenías que aprenderla por tu cuenta. Poníamos en el tocadiscos, por ejemplo, el tema de "Cenicienta" de Formula V y los acompañábamos decenas de veces hasta que, más o menos, sincronizábamos ritmo e instrumentos a la percusión original.

Mi fuerte seguía siendo entonces el aspecto vocal. La puesta de largo, como cantante, la realicé en el salón de actos de la localidad y, para la ocasión, los hermanos maristas (todos ellos muy comprometidos  con la actividad musical) formaron un pequeño conjunto y preparamos un pequeño recital.  A mí, me tocó interpretar "San Bernardino" como solista. Es el aspecto musical realicé una actuación aceptable, pero ¡horror! había que acompañarlo de un leve baile, casi un balanceo, en el que -tenso y forzado- no fui capaz de sincronizarme. Me quedó un regusto amargo de aquella actuación.

La vida continuaba y con ella nuevos lugares y canciones. En el verano realizábamos campamentos en Navalguijo, en la Sierra de Gredos. Era un pueblo muy pequeño, con casas de piedra, y sin electricidad. Organizábamos veladas en la plaza donde cantábamos canciones compuestas a propósito: "¡Qué bonito es Navalguijo!", a ritmo de mariachi... Agradecidos aplausos no faltaban entre la sencilla gente del pueblo.

Fue por aquellos años, en Arévalo, cuando sufrimos el peso de la censura reinante en la España de los 70. El suceso, que no comprendí en su día ocurrió más o menos así: Por mi buena voz formaba parte del coro que, muy bien instrumentado  por los hermanos maristas del internado, amenizaba las misas "modernas" en una de las iglesias de la localidad. Estas actuaciones llegaron a gozar de cierta fama e incluso se publicó alguna reseña en la prensa local. El éxito mediático hizo que algún censor residente en la localidad acudiera a la misa de todas las tardes a auditar esos catares revolucionarios de los que había oído hablar. A la salida de una de las misas, nos retuvieron durante horas mientras gestionaban el atestado por haber cantado una tema que, aún estando publicado y consentido en la época, sonaba realmente atrevido: "Tiempo de despertar". La letra vendría como anillo al dedo a nuestros tiempos: Decía ni más ni menos que cosas como estas:

"Está la libertad encarcelada,
Los bienes en poder de pocos dueños,
Es el hambre la espiga que más crece
Y la envidia nos corre por el cuerpo.
Quebraron la garganta del que hablaba
Gritando la verdad a los mil vientos,
Por maestro se puso el mentiroso.
Hoy no se puede estar mirando al cielo"

Ya en Tuy, en tierras gallegas, tuve el honor de ganar un concurso de villancicos. Aunque mi contribución fue solamente la letra, la música creada a propósito por el Hermano Suárez e inspirada en los espirituales negros combinó a las mil maravillas y, años después, con mi rudimentario solfeo vertí la melodía a una partitura mediante un antiguo programa informático.Anda por ahí, olvidada en algún cajón. En esos años me ejercité en la composición de letrillas para diversas conmemoraciones: recepciones,  despedidas, cumpleaños... estos sencillos romances se cantaban por todo el mundo y eran muy bien recibidas por los homenajeados.

En Burgos, el la escuela de magisterio, aún tenía arrestos para subir a un escenario y cantar como vocalista junto a algún amigo a la guitarra. Fueron las últimas veces. En la escuela asistía muy interesado a las clases de música. Incluso me inscribí en la coral Universitaria Francisco de Salinas que dirigía mi  profesora Gª de la Mora. Era divertido y participamos en algunos concursos y recitales. recuerdo una actuación en el Casino de Burgos (no nos invitaron ni a pipas), en Egea de los Caballeros (el certamen era estimulante y nos lo pasamos muy bien), en el salón de actos del Círculo Católico (aún poseo la grabación de aquel concierto)... Algo debió ver en mí la profesora pues en el boletín de notas de 2º me escribió una nota a lápiz pidiéndome que contactara urgentemente con ella pues quería proponerme una cosa. Yo, ya en vacaciones, no tenía ninguna gana de nada especial así que lo dejé pasar. No llamé. En el comienzo del curso, en la primera clase, recibí una tremeda diatriva en público de la profesora afeándome mi conducta. Resulta que me había propuesto para participar en un congreso de músicos aficionados y mi plaza quedó desierta. ¡Pues lo siento, pero esa no era la manera!. Pasé de un sobresaliente en música a un suficiente pelao. También en magisterio mi amigo Jesús y yo tuvimos la osadía de ser las ovejas negras del grupo de flautas contraalto al escoger un modelo (en color negro) mucho más barato que la recomendada (la marfileña flauta Honner). Los ojos de la profesora chispearon de ira cuando aparecimos con ellas, pero no pudo evitar que las usáramos todo el año. suongo que esto también influyó en la nota.  
Por aquellos años, Rick Wakeman, Queen, Yetro Tull... eran grupos muy populares. Con frecuencia nos reuníamos en casa de mi amigo Jesús y escuchábamos esos grupos. También había algún huequecito para practicar la guitarra o componer alguna canción. Mi única composición musical data de esa épcoa: "Tras las murallas" cantaba la despedida de un caballero que partía a la guerra desde las murallas de Burgos y tenía cierto aire juglaresco y de cantiga medieval.

Cuando empecé a trabajar como maestro aún conservaba ganas de tocar con los niños. El año que impartí  primero me lo pasé muy bien cantando con los críos "Ya se murió el burro", ""La yenca"... incluso alguna vez me ayudó mi novia (ahora mi mujer) con los pasos de baile. Todavía algunos años después me atrevía a coger la guitarra y cantar villancicos por los pasillos en el cole. Aquello sonaba fatal pero nos lo pasábamos bien. Incluso algunos años más tarde, en Alcorcón, me tocó dar clase de música. Nociones elementales y flauta, pero se hacía evidente que no tenía muy buen oído. Aquello pasó sin pena ni gloria.

Fue por aquellos años que comencé a perder audición. Mi oído, finísimo en su tiempo hasta el punto de percibir un robo en el piso vecino antes que los propios dueños, empezó a tener dificultades para comprender lo que me decían. Empezaron los equívocos, la incomodidad en las coversaciones, los despistes... La alarma se disparó una mañana, en la que al levantarme, no oía lo que me decía Charo,mi mujer.  Comenzaron las visitas médicas, las consultas al otrorrino, la medicación... Siguió un rosario de visitas a especialistas, incluso probé la relexología y la acupuntura. No sirvió de nada.     De forma insidiosa un zumbido persistente se instaló en mis oídos. Tenía 35 años y aún perdura sin cesar un momento. Abandoné mi interés por la nueva música. Dejé de cantar. Apenas silbaba alguna vez (hasta que en una ocasión, Rosa, la conserje de mi colegio de entonces, me dijo lo mucho que desafinaba). Entonces callé para siempre.  

Hoy es el día en que si se me ocurre cantar llueve. Me desintereso por los nuevos grupos (hago alguna excepción con Amaral y L.Cohen,  que me encantan, pero tengo que escucharles decenas de veces a todo volumen para conseguir sacarles el gusto). Sólo me gusta la música que me sé, o la del Renacimiento (nítida, sencilla, sin grandes matices ni mezclas...), de los artistas nuevos, algunos como dije, pero solo después de escucharle muuuuuuchas veces.

Hay un aspecto ligado a la audición que me produce una gran frustración: se trata del aprendizaje de los idiomas. Sé un mal francés. Intenté el inglés y mis primeras clases fueron un desastre. Yo tenía que presentarme y lo que hacía era pedir un café según la profesora (las risas de los demás alumnos confirmaban su opinión). Me salvé por la campana: justo me dieron trabajo en aquellos momentos así que abandoné los grupos de conversación (y de tortura). Que conste, para la historia, que había empezado a estudiarlo por mi cuenta con el método Assimil, que había grabado todas las cintas (las heredó mi hermano Javi) y que practicaba con tesón aquellas frases tan surrealistas como: "My docto is rich"

En la actualidad contemplo con admiración y envidia a mi sobrina, casi una violonchelista ya, mejorando su virtuosismo día a día, pese a la dureza de la asistencia al conservatorio y los ensayos. Me decepciona mi sobrino, que prometía con la guitararra, y que ha vaciado la cabeza de notas para llenarla de pájaros. Miro con envidia a la familia de mi mujer donde casi todos (mi mujer, Charo es la excepción, tienen una memoria musical y un oído extraordinarios). Me subleba que ninguno (ni siquiera los sobrinos que heredaron estas virtudes) se anime a aprender un instrumento, a tocar o cantar en algún grupo. Si yo pudiera... 

martes, 23 de septiembre de 2014

Podemos... pero no sabemos.



- ¿Te presentarás al examen que te falta?
 -No sé
¿Has buscado piso para el próximo curso?
- Algo he mirado.
- ¿Pero has llamado?
- No...
- ¿Piensas venir a casa el fin de semana?
- Ya veremos...
- ¿Vendrás con nosotros al pueblo?
- No sé...

Así, un día tras otro, sin decidirte, sin comprometerte. Podrías, ¡claro que podrías!, pero nunca sabes  nada. Eres el Peter Pan del País de la Inmadurez, un habitante de la eterna adolescencia, el  monje contemplativo del Templo del Sagrado Espejo donde te miras. Pasas el tiempo subido en tu torre de marfil mientras la lluvia del tiempo deshace sus cimientos. Estás ya sobre las nubes; el día que quieras  bajar a la puerta y dar un paso te encontrará con el vacío.

Nada debes a los demás: - ¿Para qué eres padre? ¿Para qué eres abuelo? - espetas a tus familiares. No tienes la obligación del amor, ni del respeto, ni de la verdad... acaso el fastidio de tener que pedir, la molestia de contestar de vez en cuando un "no sé". No tienes responsabilidad jurídica en el contrato de la vida.

Asistes entusiasmado a los mítines de Podemos. Estás encandilado con la oratoria, con la liturgia revolucionaria contra la "La Casta". ¡Qué bien tener  unos enemigos tan definidos! Así te gusta el mundo, en blanco y negro. No te das cuenta de que tú mismo perteneces a una "casta de privilegiados": los que se ausentan un curso entero de casa de sus padres trabajadores para estudiar en una de las ciudades más caras y caóticas, los que disponen de sus 24 horas para  cursar una carrera fácil que no llegas a aprobar ni en septiembre pese a tus promesas, los que no tienen que dar explicaciones a nadie pero sí pedirles el dinero de cada mes, insinuarles que vengan a recogerte porque tienes demasiado equipaje, los que niegan explicaciones a la  propia madre que los parió... Eres inteligente para los sofismas, estúpido para la vida.

¿Qué sabes tú de los años de plomo? ¿de los grises? ¿de los trabajadores? Tú, un privilegiado que juegas a defender a los proletarios... A ti se refería un Pasolini profético en su memorable invectiva contra los estudiantes del 68.  ¿Acaso no puedes considerarte un burguesito hijo de papá?

Puedes, pero no sabes. Ni aprendes. ¡Pobre de ti! ¡Pobres de nosotros que te queremos! ¿Eres capaz de entender esto?

lunes, 22 de septiembre de 2014

Remember project


¿Quién no ha preguntado alguna vez por un viejo conocido? ¿Quién no ha buscado aquella canción que le emocionó? ¿Quién no se entusiasma ante una fotografía que creía perdida? ¿Quién no se sorprende de un recuerdo completado por un relato preciso escrito por otra persona?...

Exista ahora un medio maravilloso que nos refresca la memoria con datos sorprendentes. Internet con su inmenso poder para almacenar datos, fotografías, relatos, música... pone a nuestra disposición la biblioteca de los recuerdos mundiales (con sus falsedades y trampas incluídas). Pronto fagocitará las bibliotecas en papel, cuyo escaneo avanza a buen ritmo mientras que las bibliotecas audiovisuales ya casi están completamente a su disposición. Al tiempo desarrolla procedimientos de búsqueda cada vez más eficientes. 

Aún hay cosas que escapan a las memorias de silicio. Son difíciles de recuperar, por ejemplo, antiguas canciones de las que apenas quedan vinilos, fotos antiguas (auténticas joyas en la actualidad casi colapsada por las imágenes de móviles y su almacenamiento masivo en la red), las colecciones  particulares de aquellos que aún quieren mantener la privacidad, datos reservados o secretos... pero en cuestión de contenidos públicos o mediáticos se indexa todo en tiempo real. 

Así que, armado de este potente instrumento, me embarco a veces en el estimulante proyecto de "recordar". Puedo citar los tesoros que he encontrado; tesoros personales que a otros dejarán indiferentes pero que a mí me emocionaron. 

Remember project

Target 1: "Conseguir imágenes y noticias de los lugares donde viví mi juventud: Juniorados de Miraflores y  Arévalo,  campamento marista de Navalguijo, Juniorado e instituto de Tuy"

Respecto a Miraflores, en Burgos,  casi nada queda de aquellos años en que yo estudié allí (1967-68). Pero pude conseguir algunas fotos del archivo del fotógrafo local FEDE de sus patios y del enorme frontón. También conseguí fotos de diversas épocas de su espléndida huerta ¡y de la piscina!, la  primera en que me bañé y donde aprendí a nadar...
Pese a la pobreza de resultados para Arévalo (¡qué poco datos quedan de la  presencia marista en aquella ciudad!) encontré cosas muy curiosas: en google maps unas fotos aéreas estupendas del edificio donde estuve interno dos años y los alrededores, en blogs locales referencias a las tortugas fósiles gigantes que encontraron en un arenal los juniores y que ahora se esponen en un museo de Barcelona...
Sobre Navalguijo aparecen incluso videos en YouTube pero son de tiempos actuales. Casi nada de aquella época en que aún no estaba construído el edificio que hace las veces de comedor, cocina y dormitorio. Por supuesto ni la más mínima referencia al antiguo emplazamiento, al otro lado del pueblo, camino de las Chorreras donde un pequeño generador movido por el riachuelo producía luz para una única bombilla. Las fotografías de los lugares a los que tantas veces acudimos de excursión los muestra exactamente como los recordaba. A propósito de la muerte en la las proximidades del Almanzor de uno de los hermanos en una ruta en la que participé, Fidel Frenández, encontré referencias en algunas hemerotecas. 
Del Juniorado de Tuy encontré muy poco. Casi todo en revistas maristas con artículos de hermanos que se reunían para celebrar algún aniversario. Pero sus relatos estimularon mis recuerdos haciéndome revivir muchas de aquellas experiencias. Algunos personajes, ya en el olvido, revivieron de nuevo en mi memoria. Hoy en día, el viejo juniorado, está remozado y ampliado y, en sus dependencias, se ubica un colegio moderno con una gran actividad. Me pregunto si los que allí trabajan y estudian conocen la historia del edificio. Guarda, os lo aseguro muchas historias dentro de sus muros. Hace algún tiempo encontré  un blog de la siguiente generación de juniores (años 76-78) que estudiaron y vivieron allí: me entusiasmó su colección de fotografías (las hacíamos  y revelábamos nosostros mismos en un pequeño laboratorio, y eso se nota en las imágenes). Me apresuré a bajármelas. Yo tengo muchas similares que también compartí en la red. 
El instituto, cuyos recuerdos son borrosos en mí y de cuyo paso apenas guardo el boletín de notas, me deparó una agradable sorpresa: un grupo de antiguas alumnas de la época habían editado un blog en el que colgaron numerosas fotografías. No salía directamente en ninguna pero reconocí muchos rostros en ellas. 

Target 2: "Volver a escuchar las canciones de mi vida"

La primera canción escuchada, cuando bebé, de la que tengo constancia fue "La cinta del pelo". Esta canción del folklore leonés, también conocida en tierras de Palencia me la cantaba mi padre cuando era bebé y la volví a escuchar con gran satisfacción 55 años después en varias versiones. Me emocionó la cantada por un no profesional con ayuda de una guitarra , me pareció mucho más auténtica, quizás por alguna lejana reminiscencia infantil.
Los villancicos de mi infancia los he ido recuperando poco a poco.  Hay multitud de grupos y versiones. Yo prefiero las nítidas versiones cantadas por niños sin instrumentación exagerada. Hace algunos años edité un karaoke de 20 de los más famosos con música midi y la lera. Me entretuve en buscar las mejores versiones y cantarlas a pleno pulmón frente al ordenador y la TV.
La vida sigue igual, de Julio Iglesias no me costó mucho localizasrla. Hay muchas videos de la misma en YouTube. Yo prefiero las grabaciones más antiguas. Esta canción fue la que elegí para un concurso en el internado de Miraflores. 
"Cinco letras". Una espinita de frustración tengo clavada a propósito de este tema. He conseguido alguna referencia a la misma e incluso parte de la letra; pero la música imposible. Aparece como título de muchísimos temas, pero ninguna es la canción original dedicada a la "madre" y que canté con gran sentimiento en Arévalo el día de las famillias. 
"San Bernardino". Otra de mis actuaciones de solista. La conseguí en You Tube. hay diferentes versiones, la que me interesaba es la de Los Mismos. 
"La Cenicienta". Quería reescuchar esta vieja canción de Fórmula V a la que acompañé innumerables veces a la bateriá (estaba aprendiendo). Aparece en YouTube con diferentes calidades e imágenes. 
"Todo está en los libros" era la música de presentación  de un antiguo programa homónimo en TV. El tema no se comercializó  por lo que sólo conserva el original televisión española. Circula por ahí una fragmento que utilicé como sintonía del blog de la biblioteca, pero me gustaría tener la versión completa.
"Cine" de Eduardo Aute, al igual que la anterior, fue la sintonía de un programa dedicado al séptimo arte. También se puede conseguir un fragmento en internet.

Y muchos álbunes, incluso discografías completas, de cantantes y músicos adorados en mi niñez y juventud he conseguido en la red. No pienso deciros cómo...

Target 3: "El pueblo de Ayuela de Valdavia"

Las noticias, recuerdos, historias, fotografías... todo sobre este pequeño pueblo de Palencia, cuna de mis padres, lo he ido recopilando de internet. He llegado a crear un archivo bastante grande que ya se hace difícil de manejar. Como curiosidad localicé y publiqué (no estaban subidas a la red) las "Coplas a la Virgen de Rabanillo" que cuentan un altercado sangriento entre mozos de dos pueblos en la romería de dicha virgen hace casi un siglo. Por mi parte colaboré con viejas grabaciones realizadas por mi tío a varios personajes del pueblo, creo que todos ya fallecidos. 
Con ayuda de google books he localizado interesantes estudios publicados sobre personajes o historia  de la localidad. 
Con ayuda de las hemerotecas en red, he recopilado curiosas noticias y datos de la localidad: desde accidentes de tráfico, hasta incidentes en las guerras carlistas en la zona. 
Todo esto lo he recopilado y publicado en una  página web y luego en un blog dedicado a la localidad. 

Target 4: "Burgos en la memoria"

Han sido frecuentes mis búsquedas en internet de noticias, narraciones y fotografías del burgos de mi infancia. La mejores memorias, aquellas que hablaban de la vida de la chiquillería, mi propio barrio e incluso mi colegio el Liceo Castilla. Para el colegio descubrí una estupenda página a cargo de antiguos alumnos: sus colecciones de anécdotas y fotografías es impresionante. Acceder a ella es un viaje en el tiempo hacia las lejanas costas de la infancia. Para la ciudad lo mejor fue encontrar las memorias de un personaje que contaba la vida de los niños de entonces: ¡fabulosas!, y para las imágenes la estupenda cuenta de facebook "Burgos en la memoria" donde se recopilan día a día miles de fotos antiguas con breves comentarios. Es una cuenta colaborativa, casi una wiki, donde cada uno sube sus propias fotos. Depara sorpresas impensables a los visitantes. Varias de sus fotos las he usado en mi blog.

  Hay muchos otros objetivos que sería largo relatar: desde encontrar amigos, localizar viejos conocidos de mi madre, seguir a algún viejo profesor... En el "Día Mundial del Arzheimer", que es la fecha en la que escribo esta entrada, subo a mi blog este proyecto de añoranzas y recuerdos. Antes de que el olvido los arrase definitivamente. 

domingo, 21 de septiembre de 2014

Los hombres del rectángulo


Hay una ventana en mi casa por la que, cada día, se cuelan miserables ladrones. Entran en mi hogar rociándome con un spray paralizante y, en mi presencia, roban a placer mis más preciadas posesiones: mi voluntad, mi juicio, mis ideas... Soy culpable, lo confieso, pues en mi descuidada indolencia  les franqueo el paso voluntariamente. No hay póliza de seguros que cubra descuidos semejantes. Nada puedo reclamar. En este atraco tengo que declararme cómplice necesario.

Son los hombres del rectángulo, descuideros expertos en desvalijar cerebros incautos. Son habilidosos en el arte de timar mentes relajadas. Manejan las artes de Fajín operando sobre nuestras creencias. Aplican el cepo a nuestras convicciones e infectan con virus nuestros intereses.

Son los profesionales del recuadro, habitantes de Pantallilandia: presentadores, artistas, showmans, contertulios, tertulianos, expertos,  famosos, políticos... y demás fauna televisiva del zoo mediático.

Por favor, distribuya usted este aviso de la policía del alma: cierre bien sus ventanas. Programe este sencillo antirrobo cuya efectividad está garantizada:

  1. Busque su mando a distancia de la TV.
  2. Busque el botón de apagado.
  3. Haga "clic".

sábado, 20 de septiembre de 2014

El caos o la nada.


En el principio era el orden. Estaba el orden en equilibrio inestable desde antes del comienzo de los tiempos. Justamente cuando nació esta magnitud comenzó el caos. El caos no se detiene, crece exponencialmente. La expansión del caos se acelera  en la línea del tiempo. El futuro del orden es el caos. El futuro del caos es la nada.

Un proceso de degradación similar también ocurre a nivel cerebral. Hubo un tiempo en que nuestra mente funcionaba con maravillosa precisión: con sus sensores ajustados y sus procesadores eficientes. Pero al avanzar en la decadente línea del tiempo, al caminar hacia la vejez, empiezan a colapsarse los sistemas, comienza a desmoronarse su preciosa arquitectura.

 Hace tiempo que comenzó mi Bing-Bang neuronal. Desde hace tiempo mi bioarquitectura enferma de una nueva hernia a diario.  El caos entró en mi ordenada circuitería cerebral reventando los diques de la audición. Un problema de hardware en las células de la cóclea desencadenó un castillo de fuegos artificiales en los ordenados impulsos de mi materia gris. En medio del chisporroteo sensorial intento navegar en la niebla, escuchar entre las explosiones pirotécnicas, descubrir un poquito de lógica en medio del caos. Pero el desconcierto de sensaciones, pensamientos, estímulos  hacen la vida  insoportable. Un universo sonoro donde impera la anarquía hace desear fervientemente el silencio: La tempestad sueña con la calma, la guerra con la paz, el todo convulso añora la nada.

Cuando la vida es caótica se busca el orden, la ausencia de ruido, la nada, la muerte...

viernes, 19 de septiembre de 2014

Dedicado al toro de la Vega (soneto)


Corre, toro, salpicándole de arena;
abre un surco para lecho de la sangre:
de la carne asaetada tengo hambre 
y siento sed de la linfa de sus venas.

No le asustan, negro toro, ni le apenan
tu ballet al son de hierros y calambres, 
en tu carne rojas flores con estambres 
se deshojan por tu piel y te envenenan.

Arremete, noble toro, resoplando
contra el paño que se dobla y se menea:
deja al diestro que se vaya confiando.

Ten paciencia que al final de la pelea,
lento el cuerpo y el acero penetrando,
tu cuerpo le atraviese y no lo crea.


Jesús Marcial Grande Gutiérrez

jueves, 18 de septiembre de 2014

Hipoacusia, no es un hipido que se escucha

Puedo intentar contar de nuevo lo que me pasa. Puedo explicarlo una vez más. Quizás alguno lo comprenda, por fin. Padezco una enfermedad invisible, una deficiencia imperceptible. Puedo instruiros: la hipoacusia no es un hipido que se escucha, es una minusvalía trascendente; tanto que, hace algunos miles de años significaría mi muerte segura, hace  unas centenas la exclusión social y actualmente un grave handicat para la comunicación  y la actividad profesional. No entraré en muchos detalles: en la prehistoria perecería pronto bajo los dientes de algún felino sigiloso, en la Edad Media me excluirían de cualquier herencia que me pudiera corresponderme y sería considerado persona incompleta y hoy en día soy etiquetado como "tonto" o "distraído" en muchas ocasiones. También puedo informaros de los "tinnitus" o "acúfenos" que padezco. Podría probar describir este sonido perenne y agotador mediante onomatopeyas: chirrido, silbido, chisporroteo... Quizás os hagáis idea de lo perturbador que resulta si os digo que te priva del sueño, te hace pensar en el suicidio o que se utiliza como método de tortura... 

Se me ocurre contaros muchas cosas interesantes sobre la manera de defenderse de los sordos ante la ausencia de este sentido maravilloso que les fue negado: Cómo inventaron un lenguaje alternativo con signos manuales, cómo han desarrollado habilidades visuales impresionantes, cómo han buscado desde la antigüedad lugares que atenúen o ensombrezcan sus tinnitus... pero hoy voy a hablaros del sufrimiento de dos  personajes célebres, genios en su campo, que se enfrentaron en su vida adulta (como yo) a esta enfermedad. Sus testimonios son desgarradores. 

Uno de ellos, pintor genial, se llamaba Francisco de Goya y Lucientes. 

Hacia los 45 años, Goya es pintor de exito. A finales de octubre de 1792, Goya enferma. Dos meses en la cama, con dolores de cólico, son más que sufi­cientes para un hombre que no está muy dispuesto a sufrir. Pide permiso al rey para viajar hasta Andalucía, y el traslado, en lugar de mejorarle, le remata. Él no lo supo nunca, pero algunos suponen que se trataba de una intoxicación provocada por las pinturas, calentadas por las velas, que el artista colocaba sobre su sombrero para ver mejor cuando se quedaba hasta las tantas trabajando en el taller.  En noviembre de 1792 su enfermedad se agrava en Sevilla con un complejo cuadro clínico: sufre de acúfenos (autoescucha de ruidos y pitidos en los oídos), vértigos, disminución de la capacidad auditiva y confusión mental, con delirios y alucinaciones. Tal es la gravedad del cuadro que adelgaza considerablemente y entra en una profunda depresión.
En casa de su amigo Sebastián Martínez, al que ya ha retratado, mejora lentamente y se entretiene deambulando en­tre cuadros de su colección. La enfermedad va pasando, pero Goya está débil y, sobre todo, empieza a perder oído. En 1794, quienes le conocen advierten sus dificultades para desenvolverse y su creciente incomunicación. Ramón de Posada, en una carta fechada el 26 de noviembre de 1794, es tajante: “Le hallé del todo sordo, de manera que fue necesario hablarle por escrito“
La sordera de Goya era tan profunda que le obligó a renunciar a su puesto de director de pintura en la Academia de San Fernando. Se llegó a decir de él que:
"Se asusta con facilidad por el modo en que la gente irrumpe en su campo visual como caída del cielo, por el modo en que corre a su alrededor en silencioso torrente, murmura y ríe, se le acerca subrepticiamente, por detrás, y él siente su aliento en la nuca. Todos parecen burlarse de su vulnerabilidad, excepto los que son vulnerables: los lisiados, los viejos seniles, y los locos, que lo reconocen y aceptan de inmediato como uno de ellos."
La Academia aceptó su renuncia pues "la sordera tan profunda que, absolutamente, no oye nada, ni aún los mayores ruidos, desgracia que priva a los discípulos de poderle preguntar en su enseñanza". Todo parece indicar que el genio anda camino de malograrse. Ante la imposibilidad de hacer frente a obras importantes, se refugia en pequeños retratos, que son más fáciles de dominar. Goya se encontraba en un estado de aislamiento tal que recurrió al lenguaje de los signos. Se sabe que Goya conoció y manejó el lenguaje de los signos, a través de un grabado realizado en sepia, firmado por el autor como “Goya en Piedrahita/ año de 1812”: donde inicialmente se pensó que era un estudio pictórico sobre las manos, en realidad se ha descubierto que son las letras del alfabeto utilizado por los sordomudos. La sordera de Goya comportó que el regente Godoy, conmovido por la sordera del pintor real, impulsara la creación del primer aula para sordos en España en 1795, y en 1802 se abrió para ellos el primer colegio. Y es curioso que tuviera que ser la lesión de un pintor Real la que motivara este hecho porque el primer alfabeto para sordos lo inventó un español, Juan Pablo Bonet (1573-1632), en 1620.
No obstante su sordera, todo un drama para el artista, esto nos brindó a un Goya más huraño pero también más profundo. Y probablemente al mejor de todos, artísticamente hablando, en el que aparecieron los cuadros más oscuros e impactantes, ¡pero es que esa era la forma de comunicar lo que llevaba dentro! Estas limitaciones le vuelven a uno más intimista y suspicaz. Curiosamente, su pintura permite también demostrar que utilizaba el lenguaje de signos, si observamos las manos en sus obras.

Hay aproximadamente diecinueve diagnósticos sobre la soredera de Goya emitidos. Los más barajados se refieren a una intoxicación por plomo, dados los materiales utilizados para pintar en la época, y una sífilis, a tenor de la tempestuosa vida que llevaba el genio de Fuendetodos. De hecho, esta última afección parece la más probable, dado lo súbito de su sordera. Sin embargo, se ha preferido no darle crédito a por el desprestigio que supondría para el maestro.

La revisión de la obra y la vida del pintor, permite deducir que, éste, no se recuperó nunca de su sordera... La obra del pintor permite afirmar hasta qué punto Goya consolidó el lenguaje signado ya que, en muchos de sus cuadros, los personajes representados trazan con la mano, letras indicativas de su propio nombre, su condición, el año de ejecución, el autor, etc. Aislado del mundo del sonido muere en Burdeos en 1828. Parece que su última frase, que fue relativa a su herencia, la expresó mediante signos.

(Varias fuentes refundidas)




El otro, Ludwig Van Beethoven, fue un músico maravilloso. Precisamente, dada su profesión,  en él la sordera fue especialmente lacerante; una macabra broma de la vida. Recojo aquí algunos párrafos de sus cartas en los que habla de su enfermedad con desolación:

 "... mis oídos continúan zumbando y gimiendo el día y la noche. Debo confesar que llevo una vida miserable. Durante casi dos años he dejado de asistir a mis obligaciones sociales, porque me parece imposible decir a la gente: estoy sordo. Si tuviese otra profesión podría afrontar mi enfermedad, pero en la mía es un inconveniente terrible. Y si mis enemigos, de los cuales tengo buen número, se enterasen del asunto, ¿qué dirían? Para ofrecerle una idea de esta extraña sordera le diré que en el teatro tengo que sentarme muy cerca de la orquesta para comprender lo que el actor dice, y que a cierta distancia no puedo oír las notas altas de los instrumentos o las voces. Con respecto a la voz hablada, es sorprendente que algunas personas jamás hayan advertido mi sordera; pero como siempre fui propenso a los episodios de distracción atribuyen a eso mi dureza de oído. A veces apenas puedo oír a una persona que habla bajo; consigo oír los sonidos, es cierto, pero no puedo distinguir las palabras. Pero si alguien grita, tampoco lo oigo. Sólo Dios sabe en qué me he convertido. Vering me dice que mi oído ciertamente mejorará, aunque es posible que no pueda curarse del todo la sordera. A estas horas a menudo maldigo a Mi Creador y mi existencia. Plutarco me mostró el camino de la resignación. Si ello es posible, desafiaré mi destino, aunque creo que mientras viva aquí habrá momentos en que yo mismo seré la criatura más desgraciada de Dios... ¡La resignación, qué desdichado recurso! Sin embargo, es todo lo que me resta..."

En una carta a su hermano Carl.

"Oh, vosotros los que pensáis o decís que soy malévolo, obstinado o misántropo, cuánto os equivocáis acerca de mí. No conocéis la causa secreta que me lleva a mostraros esa apariencia. Desde la niñez mi corazón y mi alma desbordaron de tiernos sentimientos de buena voluntad y siempre me incliné a realizar grandes cosas. Pero pensad que ya hace seis años que estoy desesperadamente agobiado, agravado por médicos insensatos, de año en año engañado con la esperanza de una mejoría, finalmente obligado a afrontar la perspectiva de una enfermedad perdurable (cuya cura llevará años o quizá será imposible). Aunque nací con un temperamento fiero y altivo, incluso sensible a los entretenimientos sociales, poco a poco me vi obligado al retiro, a la vida en soledad. Si a veces intenté olvidar todo esto con cuánta dureza me devolvió a la situación anterior la experiencia doblemente triste de mi oído defectuoso. Sin embargo, para mí era imposible decir a la gente: «Hablad más alto, gritad, porque estoy sordo.» Ah, cómo podía confesar una dolencia en el único sentido que debía ser más perfecto en mí que en otros, un sentido que otrora yo poseía con suma perfección, una perfección tal que pocos en mi profesión tienen o tuvieron jamás: -Oh, no puedo hacerlo; por consiguiente, perdonadme cuando veis que me retraigo pese a que de buena gana estaría con vosotros. Mi desgracia es doblemente dolorosa para mí porque es muy probable que se me interprete mal; para mí no puede haber alivio con mis semejantes, ni conversaciones refinadas, ni intercambio de ideas. Debo vivir casi solo, como el desterrado; puedo alternar con la sociedad sólo en la medida en que lo exige la verdadera necesidad. Si me acerco a la gente, un intenso terror se apodera de mi ser, y temo verme expuesto al peligro de que se descubra mi condición. Así ha sido los últimos seis meses que pasé en el campo. Al ordenarme que cuide todo lo posible el oído, mi inteligente doctor casi armonizó con mi actual estado de ánimo, aunque a veces yo lo contradigo y cedo a mi deseo de compañía.
Pero qué humillación para mí cuando alguien que está cerca oye a lo lejos una flauta y yo no oigo nada, o alguien oye el canto de un pastor y tampoco aquí oigo nada. Tales incidentes me llevan casi a la desesperación; un poco más de todo eso y acabaría con mi vida -sólo mi arte me ha retenido. Ah, me pareció imposible abandonar el mundo hasta que hubiese expresado todo lo que sentía en mí. Por lo tanto, soporté esta malhadada existencia, -realmente lamentable para un cuerpo tan susceptible que puede verse arrojado a un cambio súbito, de la mejor condición a la peor. -Paciencia, me dicen, y es lo que ahora se ha convertido en mi guía y así lo hice. Abrigo la esperanza de que permanecerá firme mi decisión de soportar hasta que complazca a la Parca inexorable cortar el hilo. Quizá mejoraré, quizá no; estoy dispuesto. -Obligado a convertirme en filósofo cuando tengo veintiocho años; oh, no es fácil y para el artista mucho más difícil..."

Beethoven, es sus escritos,  fracasó en su propósito aparente: ofrecer una explicación coherente y «racional» de su estado de turbación. Durante tres años, quizá más, soportó ataques de angustia severa que frisaban en el pánico; en el Testamento de Heiligenstadt intentó explicar el sufrimiento y la angustia, los cuales según él mismo confiesa lo dejaban solitario, descontento, en un estado de ánimo propenso al suicidio. 

Creía que había hallado la única «causa secreta» de sus tormentos -la sordera- y ofrecía el testamento como ensayo de autojustificación, y pedía que después de su muerte se lo
publicaran, de modo que «el mundo pudiera reconciliarse conmigo», es decir comprendiese por qué se lo creía «malévolo, obstinado y misántropo».

Es verdad que los rasgos del carácter de Beethoven existían mucho antes del comienzo de su sordera. Sus conocidos ya estaban familiarizados con su obstinación y sus actitudes desordenadas en  Bonn; sus tendencias a la misantropía y al retraimiento también fueron evidentes los primeros años; y los protectores, los profesores y los pianistas rivales habían sentido mucho antes la fuerza de su agresividad. Pero la conciencia de los progresos de la sordera tuvo un efecto traumático. Beethoven la consideraba «una venganza, una maldición de su Creador o del Destino». Beethoven dijo en cierta ocasión que su oído era «mi cualidad más noble», y atribuyó a su deterioro que él mismo se refugiase en un aislamiento autoimpuesto. «Si me acerco a la gente», dice el testamento, «un intenso terror se apodera de mi ser, y temo verme expuesto al peligro de que se descubra mi condición.»
Su música llenaba el vacío: «¡Vive solo en tu arte!», escribió en 1816 en una hoja de bocetos. Esto puede explicar en parte su sorprendente observación: «Cuando ejecuto y compongo, mi dolencia... me molesta menos; me afecta más cuando estoy con otros.»
(Citas resumidas de Meynard Solomon)

miércoles, 17 de septiembre de 2014

El primer western



La idea me rondaba en la cabeza hace tiempo. Mi pasión por las películas del Oeste (Western, en inglés innecesario) me hacía pensar en escribir un pequeño guión sobre el Primer Western. El histórico primer western en Norteamérica. Una gesta real y documentada que ocurrió en el siglo XVI.

Los españoles en Florida, entre ellos Cabeza de Vaca como el más destacado, fueron los primeros europeos que tomaron contacto con las tribus indias. Ya estaban allí algunas de las claves del western: Indios, praderas, caballos, amplios horizontes, soledad, el choque de culturas, la convivencia con las tribus indígenes, la lejanía o ausencia de la ley, la avaricia (El mito de las siete ciudades de Cíbola), el armamento asimétrico, los pioneros... Podría imaginarme la apertura (antiguos dibujos de indios y carabelas, los créditos (en preciosa letra gótica), la música (la de Vangelis: "Conquest of Paradise",es perfecta), planos de antigua cartograrfía con una línea roja abriéndose camino en viejo pergamino, viejos manuscritos, miniaturas de batallas, grabados de conquistadores náufragos y prisioneros, los inmensos paisajes de los Estados de Sur y de Méjico, Río  Grande, Cuba...   La película terminaría con un fundido en negro con apertura en un monasterio sevillano. Meditando y cultivando un pequeño huerto encontramos al padre Núñez recordando su vida...

En 1527, el español Alvar Núñez Cabeza de Vaca, partió de la Bahía de Tampa en Florida y recorrió 11.000 kilómetros a pie, hasta el actual México. En el camino atravesó ocho de los actuales Estados Unidos de Norteamérica: Florida, Alabama, Misisipi, Luisiana, Texas, Nuevo México, Arizona y California (¿Hay quién de más en situación espacial para una peli?¿Acaso tendremos problemas con las localizaciones?). De los 300 hombres que partieron de Florida, tan sólo cuatro: Cabeza de Vaca, Alonso del Castillo, Andrés Dorantes, y "El Estebanico" (un negro converso al que trataba como a un hermano); lograron sobrevivir (¿Se necesita una gesta mayor? ¿No resiste y supera incluso la comparación con el trágico exterminio de 268 soldados en la célebre batalla de Little Big Horn?).

Las peripecias de este explorador sevillano no tienen parangón: Nació en una familia de hidalgos apenas unos años antes del descubrimiento de América en fecha no precisa entre 1488 y 1490. Sus ancestros lucharon en la batalla de las Navas de Tolosa y él mismo participó como soldado en la liga Santa en 1511 contra Francia, luchando también contra Italia (participó en la batalla de La Rávena). Llegó a ser correo de confianza del Gran Duque de Medina Sidonia, participó en la toma de Tordesillas y la batalla de Villalar contra los Comuneros en España.

En 1527 parte como tesorero a las órdenes de Pánfilo de Narváez con 600 hombres. Las tropas fueron diezmados por las deserciones, las tormentas, los naufragios, ataques de indios con flechas envenenadas... De la numerosa expedición quedaron sólo cuatro supervivientes. Él, tras ser capturado, fue entregado como esclavo a un chamán al que sirvió y del que aprendió el oficio y las costumbres nativas, aceptado por innumerables tribus, cirujano (autor de la primera operación datada de la historia a corazón abierto) y sanador popular entre los indios, comerciante en conchas, pieles, flechas, esteras...

Fue además un escritor de éxito y, como un Marco Polo americano, puede considerarse el primer historiador oficial de EEUU con su crónica "Naufragios" donde relata las aventuras de su larga exploración. Sus siete años viviendo como indígena hacen de él la fuente histórica y etnológica más notable de varios estados del sur que dedican numerosos capítulos de su historia a sus expedicones y experiencias. El libro fue publicado en 1592, en Zamora.

Por si fuera poco, y no respondiendo al estereotipo que se tiene de los conquistadores españoles (manipulado muchas veces por la Leyenda Negra antiespañola), demostró auténtico respeto  por los indígenas y gentes de otras razas (Los afroamericanos le reconocen el trato dado a Estebanito, su amigo negro y la primera persona de color en el continente superviviente como él;  era reconocido como un hermano). Demostró ser un hábil negociador, y en su biografía destaca la ausencia de hechos sangrientos. El hecho de no haber matado a nadie ni cometer tropelías destacables, hacen de él una rara avis que llega a la fama sin necesidad de méritos de sangre. En un intento de defensa de la legalidad, en este caso las Leyes de Indias que protegían a los indígenas y que son el origen de los actuales Derechos Humanos, se enfrentó a los abusos y la corrupción local de sus compañeros de armas,lo que provocó una revuelta contra él de éstos descontentos por sus miramientos con los indígenas. Por este motivo fue acusado ante el Consejo de Indias que lo desterró a Orán en 1545.

Sus últimos años son una incógnita, aunque parece documentado que murió en Sevilla el 27 de mayo de 1559. Aunque no consta oficialmente parece ser que pudo haber tomado los hábitos y acabar sus días entre el silencio de un monasterio.